Cuando Almudena Navarro supo que estaba embarazada, no imaginaba hasta qué punto esta experiencia cambiaría su vida. Era un embarazo múltiple de alto riesgo, y Almudena, que trabajaba de contable, tuvo que guardar reposo absoluto. ¿Qué hacer con todo ese tiempo tumbada en cama? "Desde pequeña había querido ser escritora, pero era algo tan imposible como ir a la luna: no se te ocurre ni intentarlo porque sabes que no va a suceder, pero te gusta soñar con ello", explica. Y mientras en ella crecía la vida, Almudena decidió iniciar ese improbable "viaje a la luna"...
"Todo el mundo dice que hay que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Pues ahora, con la autopublicación, lo tercero es más fácil que nunca".
"Empecé a maquinar una trama, una idea embrionaria". Habló con su madre, su tía y sus primas sobre historias de infancia. Pese al reposo, sus hijas nacieron de forma prematura en la semana 28 y una noche, una de las muchas que pasó en el hospital con sus pequeñas, encontró el momento de darle forma a su historia. "Le dije a mi marido que me trajera el portátil y me puse a escribir". Y ya no paró.
La terapia de escribir
"Escribía por las noches, entre los huecos a la hora de comer... Recuerdo que las enfermeras me miraban con cara de decir: 'Esta pobre madre necesita un poco de terapia'. Y mi terapia era escribir. Pensaba que cuando mis hijas fueran mayores, les diría que esta novela estaba dedicada a ellas". Así nació La alcoba escondida, una historia familiar costumbrista ambientada en un pueblo de
La Mancha durante la Segunda República.
Tras leer a varios autores autopublicados en Amazon, decidió seguir sus pasos y utilizar Kindle Direct Publishing (KDP) para divulgar su historia: "No perdía absolutamente nada, solo podía ganar".
Hoy Almudena, que sigue escribiendo mientras sus hijas están en el cole, ha vendido miles de ejemplares y prepara ya su tercera novela, así como la adaptación teatral de una de ellas. Incluso tras su éxito entre los lectores de Amazon, Roca Editorial publicó su primer libro en papel. "Es increíble que desde mi casa en Rocafort (Valencia) haya llegado a miles de lectores; tiene algo de surrealista porque hace diez años esto no hubiera sucedido. Todo el mundo dice que hay que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. Pues ahora, con la autopublicación, lo tercero es más fácil que nunca".